12 de noviembre de 2010

Mensaje de FENACO a los cineastas peruanos

Del 11 al 13 de noviembre del 2010,  la capital arqueológica de América fue la sede de la séptima edición de Festival Internacional de Cortometrajes, FENACO Cusco. Presentamos a continuación el texto de presentación, incluido en el catalogo del evento.



FENACO cumple en esta oportunidad siete años. Algunos dicen que es un número cabalístico y otros, que marca un punto de no retorno, el fin de la etapa inicial y el principio de la maduración. José María Escriche, jurado en nuestra primera edición y padrino por siempre de FENACO; decía que un festival que llega a la séptima edición no lo para nadie. Y mucho debía saber quien dirigía uno de los más importantes festivales de cortometrajes en España y el mundo, el de Huesca, que este año cumplió 38 años de vigencia ininterrumpida.

Mantener durante siete años el festival no ha sido tarea fácil, más aún en un país que carece de claras políticas culturales desde el Estado, y donde las instituciones públicas y las empresas privadas, con contadas excepciones, no suelen apostar al impulso de la cultura, y su acceso a las grandes mayorías.

Cultura viva como es el cine y el audiovisual, el arte y la expresión de nuestra era, que tantos lauros y reconocimientos ha traído al Perú, como las nominaciones y premios obtenidos por la película “La teta asustada” y su actriz Magali Solier, que no por casualidad nos acompaña como jurado de lujo en esta edición del festival.

El cortometraje, como es conocido, es la gran cantera de los futuros cineastas, así como una forma de expresión particular y única, reconocida en todos los principales eventos y premiaciones del orbe. Por eso nos enorgullece la enorme convocatoria que año a año adquiere FENACO; que en esta oportunidad ha sumado más de 800 trabajos de 38 países, incluyendo obras de profesionales, estudiantes y ahora también, niños y adolescentes que recién se inician en el medio.

Eso nos convierte, y lo decimos sin falsa modestia, en el evento en su género más importante en el país y uno de los más destacados en la región sur de América Latina.

Sin embargo, y aunque suene paradójico, el organismo oficial del cine peruano, el Consejo Nacional de la Cinematografía (CONACINE) no quiso reconocer este año a nuestro festival como exhibidor cultural, para no incomodar a las poderosas cadenas de exhibición comercial que monopolizan la cartelera peruana con cine norteamericano. Y adicionalmente, se atrevió a afirmar que la Asociación Cultural Delluc – que desde el principio ha organizado el festival - no podía acreditar que lo hiciera, no obstante que el propio CONACINE figuró como patrocinador de las cinco primeras ediciones de FENACO.

Estas absurdas decisiones no son ajenas al intenso debate que se vive en el país sobre el contenido de la nueva ley de cine que debe ser aprobado en el Congreso. Polémica que contrapone una propuesta que sólo busca favorecer los intereses comerciales y trasnacionales de las empresas distribuidoras y exhibidoras frente a otro proyecto, que entiende al cine como cultura, promoviendo el audiovisual nacional en su conjunto, incluyendo a la producción regional, el personal técnico y los jóvenes realizadores de cortometrajes, además de la protección de nuestro archivo fílmico con la creación de la Cinemateca Nacional.

El Perú requiere y merece una ley de cine a la altura de otras legislaciones que existen sobre la materia en América Latina y el mundo, no una ley al servicio de las grandes Major’s de Hollywood, y que busca perpetuar un manejo excluyente, mercantil y poco transparente de la cinematografía al servicio de un pequeño grupo de productores beneficiados con los premios del CONACINE. Una ley de cine integral, soberana, descentralizada –que rompa con la exclusión de quienes no somos limeños- y que promueva la cultura e identidad del país antes que intereses foráneos.

Con esta nueva ley, confiamos, los festivales como el nuestro no seguiremos siendo ninguneados, sino todo lo contrario, contaremos con el respaldo e impulso efectivo y comprometido de los principales organismos culturales y cinematográficos, como sucede en casi todas partes del mundo.

Esta es nuestra apuesta y deseo al cumplir siete años, para que los restantes no sean tan duros y difíciles como los anteriores, y sea por fin reconocida nuestra labor y recompensados como se merecen, quienes principalmente lo hacen posible, que son los realizadores y productores extranjeros y peruanos, limeños y regionales, que siguen creyendo en nosotros año a año. A ellos, nuestro infinito agradecimiento, porque sin sus obras, FENACO no sería posible.

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