30 de diciembre de 2007

2007: un año con pocas luces


por Christian Wiener F.

Los días de fin de año son siempre un buen pretexto y oportunidad para hacer un balance, con perspectiva al pasado y proyección al futuro, de lo que aconteció durante los últimos 365 días. Para no faltar a la costumbre intentare en las siguientes líneas una breve mirada retrospectiva a lo que significó este 2007 para el cine peruano, y lo que nos podría esperar en el nuevo año.

El año empezó con las expectativas cifradas en la campaña por el presupuesto del CONACINE, que movilizó a gran parte del gremio en los últimos meses del 2006, con cartas al Presidente, conferencias de prensa y un blog alusivo al tema. Pero pese a las promesas de allegados al Primer Ministro, la asignación presupuestal no se concretó, e incluso se asignó menos dinero (800 mil soles) de lo que se había tenido en el último año. En esas circunstancias se produjo el relevo del Comité Directivo del CONACINE, con una sola lista presentada por la APCP, e integrada por Rosa María Oliart en representación de los trabajadores cinematográficos, Andrés Malatesta por los productores, Pili Flores Guerra por los directores y Nathalie Hendrickx en representación de los docentes audiovisuales. La SPIA no logró inscribir sus candidatos, al llegar a destiempo a la inscripción para las elecciones.

Este Consejo Directivo heredó una situación compleja, con un gremio dividido y fuertemente tensionado por acusaciones y descalificaciones mutuas, y hay que decir que el primer éxito de esta administración fue superar los enconos internos, realizando una gestión abierta y convocante, que ha sido reconocida pluralmente por todos los sectores, y con una permanente comunicación con las bases, especialmente a cargo de Rosa María Oliart, que fue la vicepresidenta del organismo hasta que en el mes de septiembre el Ministerio de Educación la nombró en el cargo de Presidente del CONACINE.

Otro innegable merito es, pese a lo exiguo del presupuesto asignado, la realización de hasta cuatro concursos, como se reseña en el balance de su gestión, aunque, claro, con montos menores a los ofrecidos en convocatorias anteriores. Pero sin duda el mayor logro de esta gestión fue lograr una importante ampliación presupuestal a nivel de la Comisión de Presupuesto del Congreso y el Ejecutivo, triplicando para el 2008 la partida asignada en el 2007 (todavía por debajo del monto establecido en la ley). Lo importante es también consolidar este avance para que no suceda, como en anteriores oportunidades, que al año siguiente se vuelva a reducir el presupuesto y todo lo avanzado. También es de destacar los montos obtenidos en la negociación de los fondos IBERMEDIA, que ubican a nuestro país como el que mejor rendimiento obtuvo de acuerdo al aporte, lo que ojala sensibilice a nuestras autoridades para que este año no se vuelva a repetir el clásico vía crucis para que el gobierno cumpla con el pago de 100,000 dólares anuales a este programa.

Es cierto que también se produjeron decisiones más controversiales, como lo referente a la Cinemateca que reseñamos en un blog anterior; o el manejo particular y lucrativo –no institucional- de las becas IBERMEDIA para producción creativa y edición para guión a cargo de la UNIACC de Chile. Y en cuanto a las omisiones, tal vez la más grave es sobre el tema de la nueva ley de cine, que sigue estancada en los archivos del Congreso. La labor del CONACINE no debe limitarse a administrar los intersticios de una ley vigente que nadie respeta, ni el gobierno ni el Consejo, abocado a concursos “extraordinarios” para tratar de sacarle la vuelta a la escasez; sino propiciar un nuevo y amplio marco legal, perdurable y flexible, que nos ubique al nivel de las otras cinematografías del continente. Por supuesto que eso no implica la aceptación ciega del proyecto, siempre modificable y perfectible, que se encuentra para la discusión en el Parlamento y que fue producto, no lo olvidemos, de un largo trabajo de una comisión designada por el CONACINE. Para empezar, el CONACINE podría propiciar entre sus metas de este nuevo año una amplia consulta y debate sobre la nueva ley de cine entre todos los sectores que conforman el amplio y plural espectro cinematográfico y audiovisual en el país.

Para la producción de cine nacional, este fue un año con escasa presencia en las pantallas comerciales (tres largometrajes), entre los cuales se encuentra Muero por Muriel, segundo lugar del concurso CONACINE del 2000, estrenada de manera casi clandestina y en un “transfer” vergonzoso de video a cine, que terminó afectando irremediablemente la calidad y legibilidad de una cinta que tenia meritos innegables. La digna actitud de su director, Augusto Cabada, dejo en evidencia la conducta irresponsable y “por cumplir” de la empresa productora, lo que lamentablemente no es tan infrecuente en el medio local. No debe dejarse de lado la producción que se sigue realizando en video en el interior del país, y exhibida en diversos circuitos, como la reciente muestra organizada por la APRECI, con trabajos de Cajamarca, Puno, Ayacucho y Ancash. Es un cine que merece mayor atención y apoyo logístico y económico, sin exclusiones ni paternalismos, para superar insuficiencias no solo técnicas sino dramaturgicas básicas, que le permitan proyectarse más allá del ámbito local.

En cuanto a la cartelera comercial, como ha sido señalado en diversos informes de la crítica, este fue uno de los años más pobres y lamentables, con decenas de películas de interés anunciadas que nunca llegaron a la sala, y un escandaloso caso de censura y mutilación a La mujer de mis pesadillas, que revela que el oligopolio distribuidor norteamericano (UIP, Warner/Fox y Andes Films) se saben impunes a las criticas y posibles sanciones, con mayor razón ahora que, como dice la propaganda oficial, “somos socios de la mayor economía del mundo”, gracias al TLC con los Estados Unidos. La alternativa ha sido el circuito cultural, con muestras y festivales como el de Lima, que cumplió el décimo primer encuentro de cine latinoamericano organizado por el Centro Cultural de la PUCP (que será recordado no sólo por las películas que presentó, sino por el escándalo en el ciberespacio que se suscitó por su lamentable afiche), y el de Cine Europeo. Fuera de Lima hay que destacar la cuarta edición del Festival Internacional de Cortometrajes en el Cusco (FENACO) realizado contra viento y marea, y a pesar del escaso o nulo apoyo estatal a la cultura.

La nota triste del año fue la desaparición del poeta y hombre de cine, televisión y teatro, José Watanabe, con una larga trayectoria como guionista y director artístico de no pocos largometrajes. Eduardo Cayo ha producido un sentido homenaje en un documental que merece ser difundido para apreciar y reconocer la labor del “chino” en nuestro cine. También nos dejo Jorge Montoso, recordado actor de cine, televisión y teatro.

Por último hay que destacar el boom de los blogs sobre cine, que los hay de distintos tipos y niveles, y dedicados a diversos aspectos y visiones de la cinematografía nacional e internacional, abriendo el espectro de opiniones y posiciones sobre el llamado séptimo arte, que para nosotros representa el primero. Entre ellos se encuentra este blog, que sin mucha regularidad ni publicidad trata modestamente de contribuir a plantear un punto de vista diferente y medianamente informado al debate sobre temas que habitualmente no se tocan en otros lados, pero que considero de urgente necesidad para nuestra cinematografía. Esperamos haber contribuido en algo con estas líneas, así como los artículos de diversas fuentes que se incluyen en este espacio. Por todo ello, y mucho más, un feliz 2008, y que ojala sea realmente de cambio y renovación para el cine nacional.

1 comentario:

Fabricio Rebatta dijo...

Irremplazables pérdidas las de Watanabe y Guevara. Buen blog.
Saludos