2 de mayo de 2010

Carta abierta a Fabrizio Aguilar

La APCP tiene un pacto con los Distribuidores y defiende la Ley Raffo-Luciana sin importarles el destino del cine peruano.


Veamos:

Fabrizio Aguilar ha escrito y hay que saludar su decisión, pues difícilmente puede haber entendimiento si no hay exposición de ideas. Fabrizio lo hace, por supuesto a título personal, como lo es también este correo, pero no dudamos que su pensamiento refleja en gran medida, por lo que conocemos, una forma de pensar del colectivo que integra: la APCP.

Empieza diciendo que la UCP está equivocada ¿porqué?: por que estamos bloqueando la ley Raffo-Peralta (Preferimos llamarla Raffo–Luciana, ya que Luciana León destaca cada vez más como la verdadera inspiradora de la ley de las Majors).

Preguntémonos: ¿hay algo de malo en oponerse a una Ley que otorga los mayores recursos a las Majors y que entrega el control económico del cine peruano a estas mismas transnacionales? A lo mejor para ellos, los de la APCP, esto es algo que debe de ser así, y por supuesto tienen todo el derecho de pensarlo, pero permítanos discrepar con tremendo despropósito que atenta no sólo contra nuestro cine sino asimismo contra el público peruano y el país entero, o nuestros colegas de la APCP ¿no han leído la Ley Raffo-Luciana? o ¿su entendimiento no les permite mayor análisis?

Dice FA que el principal aporte de la Ley Raffo–Luciana es lograr que se realicen el doble de películas, pero le sugerimos que lea el proyecto de Werner Cabrera en donde CONACINE recibe más dinero, ergo, siguiendo su lógica, se podrían hacer tres veces más la cantidad de películas. Entonces ¿por qué razón no apoyar un proyecto así? Sinceramente no lo entendemos, a no ser que se quiera beneficiar a los distribuidores mediante un pacto bajo la mesa manteniéndose algo oculto. No hay que ser ingeniero para darse cuenta que el 3.33% (que propone la Ley Raffo–Luciana) es inferior al 5% que propone la Ley Cabrera. Tampoco hay que ser abogado para distinguir que hay mucha diferencia entre un aporte temporal y voluntario, sin fiscalización alguna (que es además una aberración jurídica) como propone la Ley Raffo–Luciana, ante una obligación parafiscal fiscalizada además por la SUNAT, como propone la Ley Cabrera.

Volvemos a preguntar: ¿porqué razón apoya la APCP la Ley Raffo-Luciana? .

Por último: Si Fabrizio y sus socios de la APCP agarran una calculadora y se ponen a hacer números en base a la exposición de motivos de la Ley Raffo (cifras proporcionadas por los distribuidores y exhibidores) se darán cuenta que haciendo una proyección de 6 años, del 2010 al 2015, el 3.33% que proponen para CONACINE significan 8'921,033.32 de nuevos soles al año (3.33%) mientras que con la Ley Cabrera CONACINE recibiría 13'394,944.93 soles al año (5%) ¿Cuál es entonces la razón para regalarles a distribuidores y exhibidores 4’473,911 nuevos soles, cifra que supera el presupuesto actual de CONACINE.

La respuesta al regalo la tenemos en una mentira que de tanto repetirse algunos la asumen como verdad y Fabrizio la escribe con todas sus letras: “El impuesto Municipal lo pagan los exhibidores y les pertenece a su negocio de Exhibición” Ya Gabriel Quispe en un anterior correo ha refutado tamaño embuste. Aconsejamos leerlo por si no lo han hecho.

Continúa diciendo: ¿Existe una Política Cultural en el Perú?....La respuesta es No. ¿O alguien puede decir lo contrario?. Por lo tanto intentar convencer a los cineastas que se va a aprobar una Ley de Cine como la que la UCP (hoy a través del Congresista Cabrera) esta proponiendo, es casi una Utopía.

- Sinceramente nos eximimos de responder a tal elemental juicio de cómo se desarrolla la sociedad. Si prosiguiéramos con ese razonamiento? la humanidad estaría todavía en la esclavitud y “utopías” como la libertad, el desarrollo individual y colectivo, la libre empresa, libertad de asociación o la jornada de ocho horas jamás hubieran podido existir.

Pero hay muchas cosas que agradecer del correo de Fabrizio y una de ellas es que coloca en el centro de debate el tema laboral. Es la primera vez que un miembro de la APCP toca este tema con cierta extensión pues hasta ahora lo han preferido escamotear. Tal vez por que a nuestro juicio es el asunto más importante y el que verdaderamente motiva a que los miembros de la APCP apoyen sin descaro alguno un proyecto tan entreguista y reaccionario como la ley Raffo-Luciana. Veamos que dice al respecto:

Sobre el Régimen Laboral: ¿Es posible un régimen Laboral en una “Industria” en donde se hacen 5 películas al año (y si se aceptase la Ley UCP), 10 películas, en donde los trabajadores trabajan por película de 3 a 8 semanas? Hay que tener en cuenta que los trabajadores - técnicos cinematográficos, son trabajadores contratados por proyecto y solo por un tiempo determinado. No es posible que entren en planilla y obtengan los beneficios tributarios de ley bajo esa modalidad. ¿Existe alguna otra?. Tal vez algún representante de la UCP pueda tener la respuesta.

Respondemos: Por supuesto que es posible un régimen laboral en una industria que hace 5 películas al año (en realidad se hacen más), como lo es también si se hicieran 100 o 2. Ahí están los ejemplos de Ecuador, Bolivia, Chile, y por supuesto ni hablar de Brasil o Argentina, por citar tan solo los países de Sudamérica. Si siguiéramos su línea de pensamiento, la de negar a los trabajadores su derechos, existirían aún jornadas de 16 horas (como lamentablemente existen en el cine y publicidad), el trabajo esclavo de niños y mujeres y otras aberraciones propias del siglo 18, adónde Fabrizio y buena parte de la APCP se colocan cuando tocan el tema laboral.

Recordémosle la Constitución Política del Perú (http://www.tc. gob.pe/legconper u/constitucion. html) , ley de leyes, es muy clara, en sus artículos 2, 22, 23, 24, 25 y 26, asei por ejemplo:

Artículo 25°. La jornada ordinaria de trabajo es de ocho horas diarias o cuarenta y ocho horas semanales, como máximo. En caso de jornadas acumulativas o atípicas, el promedio de horas trabajadas en el período correspondiente no puede superar dicho máximo.

Conviene entonces preguntarse: ¿Qué corona creen tener las empresas cinematográficas para estar por encima de la Constitución y las leyes?, más aún como señala muy bien Fabrizio, funcionan gracias a que reciben dinero del estado vía CONACINE. Es decir: sí, nos sentimos con todo el derecho de reclamarle dinero al estado para hacer películas, pero a su vez nos sentimos con el mismo derecho de no cumplir la Constitución y las leyes. La ley del embudo no creen.

Seguramente para muchos miembros de la APCP, los trabajadores cinematográficos que son los que aportan la calidad técnica a una película y los tenemos muy buenos, deberían de seguir trabajando como lo hacen ahora: sin contrato de trabajo, 16 horas diarias, seis días a la semana, sin seguro contra accidentes ni seguro social y jubilación. Viviendo en cavernas y movilizándose en viejas bicicletas. ¡Que viva el siglo 19 tan sólo le falta exclamar a este ilustre grupo de cineastas!.

Sobre el tema, quisiéramos recordarle sus palabras pronunciadas el año pasado ante el monumento El Ojo que llora, con motivo del 6to aniversario de la creación de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, que esperemos las haya dicho muy sentidas, y que muy bien se pueden aplicar a la situación laboral actual del cine peruano, después de todo el trabajo digno es uno de los principales derechos humanos, consagrado en constituciones y leyes de todo el mundo:

! Nunca debimos tolerarlo, nunca debimos aceptarlo, nunca debimos negarlo cerrando los ojos ante las verdades que pasaban delante nuestro ¡

Y no está demás recordarle que se de una vuelta por los siguientes artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: Artículo 23 y Artículo 24. (http://www. un.org/es/ documents/ udhr/)

Hay mucho más pendiente en su correo: el cine del interior del país y la teoría que necesitamos tan solo más películas para desarrollarnos, temas entre otros, que por su extensión merecen otro escrito y que esperamos hacer más adelante, pues creemos que tras negarle un significativo financiamiento a las regiones se encuentra una concepción equivocada de lo que se entiende como desarrollo cinematográfico.

Espero que Fabrizio Aguilar y la APCP entiendan la gran posibilidad que tenemos los cineastas con el Proyecto de Ley Cabrera, dejando de lado su actitud equivocada y salgan a dialogar sin embustes ni medias verdades y no sigan bloqueando la posibilidad de construir un cine para todos los peruanos: público y cineastas, de cara al país, su gente y su historia, en donde se amplíe la oportunidad de expresarse cinematográficamente, que al final de cuentas es lo que proponemos.

Todos queremos una mayor producción cinematográfica, en donde progrese un cine de calidad que permita el desarrollo de una industria y en donde se respeten los derechos de los trabajadores, por que después de todo desde 1972, cuando se dio la ley 19327, Ley de Fomento a la industria Cinematográfica, han pasado ya 38 años y seguimos siendo una cinematografía precaria que nunca termina de consolidarse. Si todos apoyásemos la Ley Cabrera avanzaríamos muchísimo en mejorar nuestro cine.

Francisco Adrianzén Merino
Cineasta


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