29 de mayo de 2010

Carta abierta a la comunidad cinematográfica

A la Comunidad Cinematográfica:


La APCP (Asociación de Productores Cinematográficos del Perú) me encarga una introducción que contextualice la carta que hemos enviado al Presidente del Congreso expresando nuestro respaldo al proyecto número 3938, presentado conjuntamente por los Congresistas Johnny Peralta, Carlos Raffo y Luciana León y apoyado por los congresistas Luis Galarreta e Isaac Mekler. Y lo hago porque esta vez queremos dirigirnos a todos los cineastas que, desde puntos de vista probablemente diferentes, hemos seguido un debate que ha separado, de una u otra forma, a nuestro gremio. Nuestra entidad ha evitado -por razones que explicamos líneas abajo- avivar una polémica pública pero dada la situación creo que resulta a estas alturas indispensable explicar nuestro punto de vista.

En los últimos meses se ha producido un lamentable desencuentro entre la gente de cine en torno a los distintos proyectos de ley de cine que, de un año a esta parte, dan vueltas en el Congreso de la República. Yo, como parte de la APCP, he seguido bastante de cerca el desarrollo del asunto y, sin el menor ánimo de reavivar la polémica, quisiera puntualizar algunos aspectos.

El primero de ellos es que el principal cargo que se hace a la APCP es que se ha manejado con soberbia, que se ha negado a concertar. Esa impresión es una obvia consecuencia de la profusión de comunicados que ha publicado la UCP al respecto. Si bien yo no he participado en las sucesivas reuniones que sostuvieron ambas partes la impresión que tengo -obviamente proveniente de los representantes de la APCP que participaron en dichos encuentros- es que hubo posiciones lo suficientemente discrepantes como para que no se produjeran acuerdos. Ante ello la UCP inició su profusa difusión de comunicados -no voy a calificarlos para no entrar en polémica- y la APCP decidió no responderlos, no precisamente por soberbia sino justamente para evitar que sigan creciendo las diferencias dentro del gremio. Como el tono de las imputaciones subía continuamente y las respuestas y aclaraciones hubieran conllevado un enervamiento cada vez mayor, la APCP prefirió seguir trabajando sus propuestas al margen del ruido mediático. Pero aparentemente lo que se consideró un aporte al apaciguamiento de la situación ha terminado interpretándose como un ejercicio de arrogancia. Lo lamentamos.

El segundo aspecto que me gustaría mencionar es que creo que la diferencia principal entre las dos posiciones es que, mientras una (la de la APCP) considera que en este momento lo esencial es privilegiar la producción de un mayor número de películas (y de esta forma evitar la frustración de un enorme contingente de cineastas en los concursos de CONACINE -este año de 45 proyectos presentados sólo hay dinero para ayudar a 5) , la otra (la UCP) cree que este es el momento de apoyar una Ley General de Cinematografía que abarque una serie de otras áreas del quehacer cinematográfico. Hay otras diferencias, sin duda, pero creo que la central es esta.

¿Por qué la APCP apoya el proyecto 3938? Porque a través de estos últimos diez años -y podría ir aún más atrás- hemos vivido la experiencia de intentar proyectos de ley por distintos caminos y creo que hemos aprendido que lo más importante es que un proyecto se cristalice, que termine por convertirse en REAL. Para que esto ocurra es absolutamente indispensable que un proyecto de ley cuente con el respaldo de la mayor cantidad de bancadas porque si esto no ocurre el proyecto terminará paralizado y encarpetándose. Hace pocos días en una reunión de consulta en el Congreso encontramos que en el último año –entre el 2009 y el 2010- había cinco proyectos en torno del cine peruano, ¡cinco!… El comentario del experto consultado fue “con tantos proyectos sobre un mismo tema es muy difícil conseguir sacar algo adelante”. En las numerosas reuniones sostenidas en estos meses se nos ha repetido hasta el cansancio que es primordial que se encuentren consensos entre las distintas partes interesadas en un proyecto; la APCP comprendió que si no se procedía a buscar acuerdos con los exhibidores y distribuidores -que tenían desde hace años proyectos propios en relación a la supresión del impuesto del 10% a la entrada- , no iba a ser posible conseguir la aprobación de la ley. Es por esta y única razón por la cual la APCP ha buscado una fórmula que haga posible una conciliación con estos gremios. Aunque no nos resulte grato será muy difícil conseguir la aprobación de una ley de cine -que se sostenga financieramente en la supresión del impuesto a la entrada a los cines- sino logramos un acuerdo con el gremio exhibidor. En ese sentido es que la APCP ha conseguido un acuerdo con las partes a cambio de recibir un 3.3% de los ingresos que produzca el cine extranjero exhibido en el Perú. En este momento esto significaría alrededor de cinco millones de soles anuales para ayudar a la producción de películas peruanas (más de lo que el Estado entrega a CONACINE actualmente). Si nos preguntan por qué no insistimos con nuestro planteamiento original de reclamar el 5% en lugar del 3.3% debemos responder que hemos sostenido un sin fin de conversaciones con los exhibidores -inclusive con la mediación de los Congresistas implicados en el proyecto de ley- en las que se fue subiendo desde un 1.5% propuesto inicialmente por ellos hasta llegar al actual 3.3%. No hemos logrado más pese a nuestra terca insistencia. Tenemos aún la esperanza de poder subir algo más este porcentaje en etapas posteriores de la discusión del proyecto, pero hemos aceptado como un mínimo ese porcentaje porque llegó un momento en el cual el empantanamiento de la negociación amenazaba con regresar a fojas cero y con ello retornábamos a la realidad de estos últimos años: al no haber acuerdos no ha habido ley.

Es el tema de este porcentaje uno de los motivos más claros que diferencia las posiciones de la APCP y la UCP. Ciertamente si no se encuentra un acuerdo con el gremio exhibidor-distribuidor -asunto que desestima obstinadamente la UCP- la aprobación del proyecto es inviable. No es nuestra opinión: es la que hemos recogido de los propios congresistas y sus respectivos asesores a través de todo este último tiempo. Y son ellos los que aprueban las leyes, no nosotros. Desde esa perspectiva objetiva en la APCP pensamos que es mejor 3.3% -que como hemos visto nos permitiría duplicar nuestra producción de películas- a no tener nada, o, lo que es lo mismo, a seguir teniendo proyectos de ley encarpetados durmiendo el sueño de los justos como ha ocurrido en estos últimos diez años.

Es importante, señalar -y lo digo sin ánimo de incordiar- que no resulta mínimamente correcto seguir insistiendo (como lo ha venido haciendo permanentemente la UCP) con que la naturaleza de esta cesión del 3.3% (que como insisto esperamos mejorar aún en el diálogo que se avecina en el Congreso) es “temporal y voluntaria” porque si, en efecto, inicialmente esa era la propuesta del gremio exhibidor-distribuidor, la APCP rechazó de manera radical ese planteamiento y quedó eliminado desde hace ya varios meses. Y si volvió a aparecer el tema en la exposición de motivos del proyecto fue por un error que ha sido rápidamente corregido por los mismos congresistas. No contribuye pues a la claridad del debate seguir insistiendo que el proyecto debe ser rechazado por su naturaleza de “temporal y voluntaria”. Por otra parte seguir diciendo que este proyecto es sólo para beneficio de las trasnacionales es simplificar -no quiero decir falsear que es probablemente lo que corresponde- las cosas. Es sabido que de las cinco cadenas de exhibición actualmente presentes en nuestro país cuatro son de capitales peruanos, no precisamente trasnacionales y sólo las empresas de distribución son extranjeras. Si hiciéramos el ejercicio de dividir el porcentaje del impuesto entre los eventuales beneficiados: CONACINE (a través de Procine), los exhibidores y los distribuidores es claro que el beneficio es mayoritariamente nacional. Es importante que orientemos con la verdad, más aún cuando las diferencias específicas -como es el caso del volumen del porcentaje- son tan pequeñas. Es más, si intentamos seguir el razonamiento esgrimido me pregunto si es que se consiguiera el 4 o 5% (como solicita la UCP) el beneficio ¿ya no sería de las trasnacionales?, ¿ese 1% y fracción cambia estructuralmente la naturaleza de los beneficiados?

Tampoco me parece que contribuya a la transparencia de este debate negar que el día 17 de febrero de este año hubo una reunión con los asesores de los congresistas Johnny Peralta, Carlos Raffo y Luciana León quienes citaron a representantes de la APCP y de la UCP (asistieron Augusto Tamayo, Gustavo Sánchez y el que escribe, por la APCP, y Christian Wiener e Inés Agresott por la UCP) para que intentaran llegar a acuerdos con el fin de superar las diferencias que estaban dificultando la aprobación del proyecto. En esa reunión la APCP resignó algunos planteamientos (en relación a temas como la Cinemateca, el porcentaje del ingreso de Procine al cine regional y otros, los cuales están incorporados como lógica consecuencia de esa reunión en el nuevo proyecto presentado por los congresistas Peralta, Raffo y León) y la UCP aceptó que el 3.3% fuera el porcentaje que cederían los exhibidores de los ingresos a las salas. Ambas entidades insistieron con los asesores congresales que se seguiría insistiendo en la posibilidad de subir este porcentaje en las instancias siguientes del proceso de aprobación de la ley. Seis personas son testigos de esos acuerdos. Terminada la reunión nos dimos todos la mano y celebramos que se haya llegado a un final armonioso y que impulsemos juntos el proyecto de aquí en adelante. Era finalmente la fusión de los proyectos Peralta y Raffo que la UCP había pedido tan insistentemente. Pocos días después, con ocasión del conversatorio sobre cine peruano que se celebró en la Universidad de Lima yo mismo hice referencia al consenso alcanzado mientras Christian Wiener se encontraba en la mesa de expositores. Christian no hizo ninguna observación a mi comentario. Sin embargo, unos días más tarde la UCP publica un comunicado en el que niega los acuerdos alcanzados. Seis testigos hubo presentes en la reunión de conciliación. Esto tampoco contribuye ni a un debate transparente ni a un acercamiento entre los cineastas.

Vive el cine peruano un momento especialmente gratificante: películas peruanas han estado en poco más de un año en los festivales de Cannes, Berlín, Venecia, Sundance y San Sebastian, los más importantes del mundo, y han conquistado premios en el más alto nivel demostrando que tenemos un notable potencial creativo en nuestros cineastas. Todas estas películas han sido posibles gracias al estímulo de CONACINE que con los pocos medios que tiene a su disposición ha contribuido decisivamente a su existencia. Pero CONACINE sólo dispone de fondos muy limitados que alcanzan apenas para apoyar cinco proyectos de largometraje al año. Como decía al inicio, son muchos los cineastas, especialmente los jóvenes, que no pueden acceder a su sueño de hacer cine y es muy triste que, teniendo la posibilidad real de contar con una importantísima inyección de dinero para, al menos, duplicar nuestra actual producción, sigamos enfrascados en desencuentros absolutamente improductivos. En la APCP somos conscientes que el proyecto que apoyamos no es exactamente el ideal pero es el que tiene el consenso de los gremios externos y de la mayoría de los Congresistas, y es el que nos permitirá hacer muchas más películas de las que hacemos ahora. Por ello la APCP decidió enviar una carta al Presidente del Congreso, carta que reproducimos aquí mismo para conocimiento de todo el gremio, con el objetivo de que nuestro proyecto ingrese a las etapas siguientes de su discusión y aprobación.

Atentamente,

Francisco Lombardi

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