29 de mayo de 2010

Precisiones a Francisco Lombardi

En respuesta a la comunicación de Francisco Lombardi en un correo institucional de la APCP, me permito hacer unas aclaraciones porque me menciona de manera personal. Más adelante, y por la extensión del tema tratado, obligará a establecer también precisiones institucionales.

Efectivamente, el 17 de febrero hubo una reunión con los asesores de los congresistas Jhony Peralta, Carlos Raffo y Luciana León y representantes de la APCP y la UCP. Reunión, dicho sea de paso, a la que nosotros fuimos convocados a última hora, y de manera engañosa, pues se nos avisó inicialmente que iba a ser una reunión sólo de la UCP con el congresista Peralta, quien a la postre no estuvo presente sino sólo los antes mencionados. En esa reunión fuimos notificados por los asesores de los congresistas que habían llegado a un “consenso” para un nuevo proyecto, que consistía en no entregar mas del 3.3% al CONACINE e incorporar algunos planteamientos de la propuesta original de Peralta. Hay que mencionar que todo esto fue comunicado de manera verbal, pues el único texto escrito alcanzado en esa oportunidad fue una propuesta respecto al porcentaje para las regiones. El 3.3% no fue aceptado por la UCP, sólo fue comunicado como un acuerdo inamovible a los presentes (¿entonces qué se podía negociar?), y que, además, según el señor Juan Vargas, asesor de Peralta, iba a ser entregado bajo la figura de la contribución parafiscal, lo que fue reconfirmado cuando quien escribe le preguntó cuál iba a ser el régimen de pago establecido. Como sabemos, eso después se incumplió, pues el proyecto 3938 insiste en la figura del Convenio privado entre CONACINE y exhibidores- distribuidores, que en la práctica significa que será, aunque se retiren las palabras, un aporte “voluntario y temporal”.

Pregunta elemental: si se trataba de buscar un real acercamiento y conciliación entre las partes, ¿por qué no se actuó transparentemente, presentando el texto definitivo del nuevo proyecto de ley para que ambos grupos pudieran decidir con pleno conocimiento de los hechos? ¿O es que se trataba de ganar una adhesión ciega vía el ocultamiento y la sorpresa? Es así que, terminada esa reunión, solicité varias veces, por escrito y telefónicamente a los asesores Vargas y Mónica Cépeda que nos mandaran a la brevedad posible el texto del proyecto (tengo copia de los correos enviados), y cuáles eran algunas condicionantes básicas para lograr nuestro apoyo al mismo, entre las cuales, reitero, estaba como punto de entrada el tema de la obligatoriedad y permanencia del pago.

De esta manera, y ya enterados verbalmente del contenido del texto definitivo del proyecto 3938, la UCP decidió democráticamente, por Asamblea General de sus miembros, y el voto unánime de todos los asistentes, no aceptar el supuesto “consenso” de ese proyecto. Acto seguido, se acordó respaldar el nuevo proyecto del congresista Werner Cabrera, que retoma y amplía los puntos básicos de la propuesta inicial de Peralta.

Respecto a que si en esa oportunidad nos dimos la mano en señal de cortesía (y cualquiera que conoce a Inés Agresott sabe que ella es incapaz de celebrar una reunión de esa naturaleza, o fingir lo que no siente), o si no respondí a un comentario de Lombardi en la Universidad de Lima, ya que todavía no teníamos el texto de la nueva propuesta en la mano, es algo anecdótico; situación que en todo caso no cambia los hechos de fondo. Porque si se tratase de juzgar comportamientos, qué decir entonces de la evasión de los señores de la APCP a la sesión pública convocada por el congresista Peralta días antes de la reunión aludida, prefiriendo reunirse en secreto y a solas, presentado una carta con planteamientos que no hubieran sido de conocimiento del resto de la comunidad cinematográfica, si no es porque nuestro gremio la hizo pública.

Y es que, lo que hemos venido defendiendo desde el año pasado en la UCP no es tanto una “fusión” de los proyectos Raffo-Peralta, y mucho menos en los términos que se ha realizado en esta nueva propuesta, donde lo principal sigue siendo lo que plantean las Majors y sus defensores oficiales y oficiosos. Por el contrario, proponemos una ley que beneficie principalmente al cine peruano, poniendo énfasis en la producción y en el carácter cultural de la cinematografí a, sin dejar de considerar a la exhibición (y por eso propusimos el reparto del 50% del impuesto con ellos), pero siempre y en todos sus aspectos, desde un planteamiento digno y soberano, acorde a lo que se propone en otras legislaturas de cine en América latina y el mundo.

Atentamente,

Christian Wiener Fresco

Lima, 28 de mayo del 2010

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