Respecto al comunicado de la APCP, difundido ayer por el “imparcial” CONACINE, quiero referirme específicamente al punto 4 sobre la supuesta inviabilidad económica de la “ley Peralta”. Arguyen, con un tono académico, que el MEF no la aprobaría porque dizque iría contra los postulados del régimen económico imperante, al disponer de parte del impuesto municipal para ser destinado al fondo a ser administrado por el CONACINE. Y, agregan, esas mismas objeciones serían las que impidieron que prosperara el proyecto de nueva ley de cine presentado en el gobierno anterior por los congresistas Elvira de la Puente y Henry Pease.
Pues bien, empecemos aclarando lo último. El proyecto de nueva ley elaborado por la Comisión Especial del CONACINE y presentado al Congreso en el 2003, no logró concretarse, no por observaciones al régimen económico, que nunca llegaron a presentarse de manera formal, sino por la escasa voluntad política de los legisladores para debatirla e impulsarla. Como señalo en una cronología de los hechos en mi blog (http://porlanuevale ydecine.blogspot .com/2007/ 07/cronologia- del-proyecto- de-nueva- ley.html) en algún momento se mencionó un presunto informe negativo del MEF, que nunca se conoció, ni mucho menos se discutió. Lo cierto es que en esa misma época, tuvimos más de una reunión con el entonces viceministro (y luego ministro) Fernando Zavala, de la cartera de economía y finanzas, quien nos aseguró que lo de destinar el impuesto municipal (o un parte de este) al cine no era anticonstitucional ni prohibido, y si bien en el MEF no eran muy dados a fomentar impuestos destinados o dirigidos, todo dependería de cuanto estarían dispuestos a ceder los municipios en este sentido y bajo que condiciones. Uno de los participes en esa entrevista fue, por cierto, Augusto Tamayo, hoy presidente de la APCP.
Después de todo, no sería el primer impuesto de este tipo en crearse, ya que existen actualmente 68 tributos destinados (uno de los cuales es el que se aplica a la papeleta, que va a las arcas de la Policía); todo depende de si existe la voluntad política del Legislativo y Ejecutivo a favor de la cultura (o lo que es lo mismo, una política cultural).
Ahora también se dice que habría un informe del MEF contra la “ley Peralta”, lo que es nuevamente una falacia, pues ni en las Comisiones de Economía ni de Educación en el Congreso ha llegado tal documento. La única observación que si llegó fue la de un consultor externo en finanzas y tributación de la Municipalidad Provincial de Lima, lo que motivó que en la Comisión de Educación los asesores se apuraran en elaborar el borrador de un predictamen de archivamiento de este proyecto, sin fecha ni firmas; el mismo que finalmente no fue suscrito por ningún parlamentario, resultando desestimado, dejando a la “ley Peralta” plenamente vigente.
El cuestionamiento de la Municipalidad es muy concreto y previsible, y en resumen es que siendo obligación del Estado dar los aportes establecidos en la ley de cine 26370, no tendrían porque subsanar su incumplimiento apropiándose de recursos que han venido siendo de destino municipal, como el 50% del impuesto a los espectáculos públicos no deportivos. En todo caso, señalan, que se deriven recursos del IGV de la taquilla para este fin.
La pregunta que cae por su propio peso es ¿si la municipalidad observa la “ley Peralta”, que plantea derivar el 50% del impuesto municipal al fondo de promoción del cine, que dirá sobre la “ley Raffo” que propone eliminar todo el impuesto (reducirlo al 0%) y ya no para fines culturales sino de expansión del negocio de salas y distribuidoras comerciales? Es evidente que los argumentos contra la “ley Peralta” se aplican y potencian con la “ley Raffo” ¿a eso llaman “realismo”, “pragmatismo”?
En el fondo, todo esto es una discusión sofista y no tanto legal o económica, porque el tema en realidad es político, ya que en cualquiera de los dos casos, la legislación que se imponga terminará afectando a algún sector en beneficio de otro. Y lo que se trata de defender aquí es que este beneficio sea para los cineastas, el público y la cultura peruana, y no para el comercio trasnacional, que a cambio de aumentar sus millonarias ganancias, contribuirían con un mínimo “voluntaria y temporalmente” para el cine nacional. ¿Qué intereses estamos dispuestos a apoyar los cineastas?.
Christian Wiener
28 de julio de 2009
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