Amigas y amigos del gremio cinematográfico peruano:
Ayer escuchaba por la televisión a la congresista Luciana León afirmar que la ley de apoyo al cine peruano es un hecho, que era muy buena, y que se había logrado, gracias al generoso desprendimiento de los distribuidores y exhibidores cinematográficos. Claro, cualquiera es generoso con una ley que te permite ganar diez y luego “sacrificar” 1.6 ó 3%, encima de manera “voluntaria” y ¿temporal?
Lo que resulta más preocupante es que la señorita León decía que la llamada “Ley PROCINE” era producto del consenso con los productores. ¿Consenso? Al parecer sí, por lo menos entre los representantes de la Asociación de Productores (APCP), que negociaron con los distribuidores y exhibidores, y los congresistas Raffo y León. ¿Y que se logró en estas tratativas? Tengo entendido, por un informe de uno de los negociadores a los miembros del gremio de los productores, que se aumentó la contribución para el fondo de los distribuidores y exhibidores cinematográficos, del 1.6 al 3%, y que se dejaría en suspenso lo de “temporal”. En lo demás, se mantiene sin modificaciones el proyecto que hace algunos días dio a conocer Pancho Adrianzen en la lista de Cinemaperú, con sus peligrosas propuestas, agregados y, peor aún, omisiones.
Señalemos algunos puntos preocupantes:
1. Toda negociación demanda un cierto equilibrio entre las partes, porque de otra manera, uno impone los puntos y al otro sólo le queda acatarlos. La negociación que se venía llevando en el Congreso sobre la base del proyecto del congresista Peralta fue volteada para sus intereses por los distribuidores y exhibidores, valiéndose de su lobby, influencia y dinero para buscar a sus parlamentarios “amigos”. ¿Se hizo algo para revertirlo? ¿Se contactó a algún otro congresista para cambiar la correlación de fuerzas? ¿Por qué aceptar, casi como un ultimátum, las condiciones impuestas por los distribuidores y exhibidores y aceptadas por Raffo y León? Recordemos, que este último proyecto nació a raíz del triunfo de “La teta asustada” y los reclamos públicos de Claudia Llosa para mayor presupuesto del CONACINE, pero ahora, ¡oh ironía!, los grandes beneficiados son los que representan al cine norteamericano.
2. Se dice que es imposible un impuesto destinado y que debido a la supuesta observación del MEF al proyecto de Peralta, se tuvo que optar por la “contribución voluntaria” al mismo estilo del “óbolo” de las empresas mineras. Pero, antes que todo, ¿se consultó con alguien del MEF esa versión? ¿Por qué, antes de negociar sobre hechos consumados, no se planteó primero una reunión con asesores del MEF para explicarles nuestro punto de vista, asesorados, si es posible, por un abogado especialista en el tema? Por otro lado, no es cierto que no existan o no se apliquen impuestos destinados en nuestro país. Ahí esta la Ley 27889, que crea el "Fondo para la Promoción y Desarrollo Turístico Nacional" que es financiado de los pasajes aéreos nacionales e internacionales, recaudado por la SUNAT y administrado por un equipo mixto (más detalle en http://www.mincetur .gob.pe/TURISMO/ OTROS/Fondo/ disp_DS007. htm). ¿Por qué no podría aplicarse algo igual en este caso?
3. En todo vaso, si los distribuidores y exhibidores se muestran intransigentes en la negociación, quedaba el camino de retornar al proyecto original de Peralta del 50% del impuesto municipal y el resto siguiendo en manos de los municipios. Recordemos que fue Presidente de la Comisión de Presupuesto, y en la fundamentació n de su proyecto plantea que este pago no va contra la constitución ni el modelo económico: “Sin embargo, no se busca gravar con más tributos este negocio, ni que se establezcan exoneraciones y beneficios fiscales que puedan vulnerar el actual modelo económico. Por esta razón, planteamos que la financiación podría provenir de la transferencia del actual impuesto municipal al boleto cinematográfico, integrante del impuesto a los espectáculos públicos no deportivos” Por ende, una salida puede ser iniciar contactos con los municipios y trabajar porcentajes sobre el impuesto aún existente, proponiéndoles en contraparte algún tipo de prestación promocional (por ejemplo, la realización de concursos municipales o la proyección de películas peruanas y latinoamericanas en barrios).
4. El asunto de la “contribución voluntaria” provoca molestia y rechazo no sólo por razones de tipo principista, sino porque nos coloca en una real situación de disminución y dependencia frente a estos poderosos señores trasnacionales para el presente y el futuro. ¿Cómo garantizar que sigan aportando su cuota más allá del incentivo fiscal? ¿Qué podría pasar si en el futuro hay un conflicto entre productores con distribuidores y exhibidores, y estos últimos chantajean con no seguir dando su contribución? ¿Cómo puede mediar CONACINE en cualquier tema futuro si es financiado por aportes de una de las partes? Son preguntas que habría que sopesar antes de suscribir cualquier acuerdo.
5. Lo de la cruzada antipiratería, que sería financiado también por el fondo PROCINE, no me parece sólo un mero capricho de los distribuidores y exhibidores, sino una forma de involucrar al CONACINE y el gremio en una lógica policíaca que nada tiene que ver con nosotros sino con INDECOPI y la Policía Fiscal, y que va a servir más bien para granjearnos enemigos gratuitos en el sector popular. Y todo ello, ¿en beneficio de quien(es)? ¿No será por presiones del TLC? Insisto, ese tema no tiene nada que ver en una ley de cine, y en ningún país de la región se encuentra algo similar.
6. Ojo, el proyecto de Ley PROCINE dice en el artículo 5 que se “complementará con otros recursos que por ley u otros convenios corresponda al CONACINE”, dejando poco explicito y claro la continuidad de los dineros que recibe actualmente el CONACINE del presupuesto por la Ley 26370. Tengo la sospecha que después, los políticos puedan argüir que ya teniendo su fondo con su “contribución”, no sea necesario que se le siga asignando dinero del presupuesto y terminaríamos peor de lo que empezamos. En todo caso, debería fijarse claramente la continuidad del presupuesto como se señala en el artículo 3, inciso c del proyecto de Peralta, referido a los recursos del Fondo: “Los recursos presupuestales y fuentes de financiamiento establecidos en los artículos 6 y 17 de la ley 26370.”
7. Por último, insisto en el punto, no estoy de acuerdo y es perder una gran oportunidad, dejar de lado los otros temas y propuestas que desarrollaba el proyecto de Peralta, como lo de la simplificació n de los concursos, la cinemateca, el régimen laboral, el apoyo a los proyectos y la difusión cultural en las regiones, o la autonomía y recursos administrativos para CONACINE; entre otros asuntos fundamentales, que simplemente son obviados por la urgencia económica, volviendo a creer que la ley es sólo un asunto de concursos y no un tema integral de la actividad cinematográfica nacional. ¡Parece que no hubiéramos aprendido la lección de estos años!.
Quiero dejar en claro que estas palabras no tienen ningún propósito de cuestionamiento personal contra los cineastas que vienen negociando con la mejor buena voluntad, porque la responsabilidad de los resultados finales no puede ser achacada a ellos sino al gremio a su conjunto, y me incluyo, por la pasividad y falta de interés y compromiso para apoyar en esta causa. Lamentablemente, la poca información sobre la manera que se ha venido llevando adelante estas negociaciones, tampoco favorece la participación de los cineastas en su conjunto, y en especial de los más jóvenes, porque la ley nos compromete a todos, no sólo a los productores.
También, que en modo alguno me opongo a la negociación con los distribuidores y exhibidores, ni pretendo retrotraerme a los tiempos de conflictos permanentes con ellos, pero tampoco, en aras de un supuesto “consenso”, aceptar sus leoninas condiciones, disfrazada de concesiones porque nos ceden de sus ganancias un poco más de lo ofrecido inicialmente.
Sin embargo, estoy seguro que muchos pensarán que mejor es algo que nada y que no deberíamos hacernos tantos problemas, aceptando el proyecto y la foto para los congresistas. Pero yo creo que el apresuramiento es muy mal consejero, y en este caso, a pesar de la presiones de los congresistas desesperados por ganarse alguito mediáticamente con su aprobación, más vale esperar un poco para conseguir algo mucho mejor y del que no nos arrepintamos en el futuro. Para ello, aprovechar el entretiempo para convencer a otros congresistas, utilizando además nuestra llegada a los medios para esta situación (cosa que no se ha aprovechado en esta oportunidad) . Recordemos que si este proyecto sale adelante, será muy difícil y por muy largo tiempo, que otra vez se vuelvan a ocupar los congresistas del cine peruano.
Es mi modesta opinión, de alguien que creo que algo conoce del tema, y que ha luchado por una ley de cine justa en las buenas y malas, y no cree que se debe sacrificar todo lo andado por tan poco y tan cuestionable. Merecemos más, mucho más.
Atentamente,
Christian H. Wiener Fresco
Lima, 16 de junio del 2009.
20 de junio de 2009
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