27 de junio de 2009

Unidad para defender una ley que convenga al cine peruano

Colegas y amigos:

Creo que el diálogo que pudimos presenciar el día de ayer en el británico, más allá de pretender la reafirmación de las argumentaciones (casi todas muy respetables y coherentes) de cada uno de los bandos lamentablemente enfrentados, no nos condujo a un ANÁLISIS (OBJETIVO) DEL ESTADO DE LA CUESTIÓN, con la finalidad de usarlo a nuestro favor.

En un escenario en que veamos a esta ley como complementaria a una VERDADERA LEY DE CINE, y en que el gremio cinematográfico actúe UNIDO, veo tres actores relevantes para los fines del presente análisis.

Los congresistas

A mi juicio, debemos comprender que, si bien es cierto que, sin contar con la voluntad política de nuestros legisladores, en los últimos años muchos de los presentes, el día de ayer, hemos venido luchando para tener una Ley de Cine de verdad (los más veteranos mucho más tiempo aún. nos consta el abnegado trabajo voluntario de Pancho Lombardi, Pancho Adrianzén, Augusto Tamayo, Chicho Durant, Guillermo Palacios, Marta Mendez, entre otros), AHORA se nos presenta una COYUNTURA INÉDITA, que es la consagración de La teta asustada en Berlín.

NUNCA ANTES en la historia de las reivindicaciones del cine peruano sucedió que un congresista, a decir de Rosa María Oliart, le tocara la puerta a Conacine para alertarle sobre la oportunidad de sacar una ley de cine. NUNCA ANTES se consiguió que los congresistas se estuvieran dispuestos a derogar el IMPUESTO A LOS ESPECTACULOS PUBLICOS NO DEPORTIVOS, en su acápite al cine. ¿Será que los señores Padres de la Patria han cambiado su percepción de las cosas, su forma de entender ésta nuestra actual ECONOMIA SOCIAL DE MERCADO, la importancia de tener un cine propio para la construcción de una identidad nacional? Decididamente NO!

Los políticos, al igual que cualquier persona dedicada a una actividad sumamente competitiva, son evaluados constantemente, sea por los electores, sea por sus propios partidos políticos, sea por fondos internacionales que financian sus actividades político-partidarias en el tiempo. En este sentido, constantemente buscan obtener “productos” que puedan servir de carta de presentación para afianzar sus propias carreras. En el caso de los legisladores, estos productos se llaman LEYES.

Lo que ha sucedido aquí es que es OPORTUNO, para un grupo de congresistas, conseguir sacar un producto a favor del EMERGENTE CINE PERUANO, el cine que ha sido capaz de hacer una película ganadora en uno de los festivales más importantes del mundo. La foto estaría asegurada. Y la población, que fue muy receptiva con el notición del premio a La teta asustada, de hecho lo sería con la noticia de una ley que permita HACER MÁS DE ESE CINE EN EL PERÚ.

Esto último nos acerca a la conclusión que los señores políticos tendrían tanto o más interés que nosotros, los cineastas, en no desaprovechar esta coyuntura única (y esperemos no irrepetible) y sacar una ley que para ellos, básicamente, significaría RÉDITOS POLÍTICOS.

Los distribuidores y exhibidores

Es una verdad absoluta que cuando nos referimos a los distribuidores y exhibidores (D&E), en el Perú y en toda América Latina, estamos hablando de los intereses de las más grandes transnacionales del cine de entretenimiento, también conocidas como LAS MAJORS. Estas, en su cometido de ampliar sus utilidades en casi todo el mundo, han tenido como política empresarial asfixiar cualquier tipo de cinematografí a nacional fuera de su eje de producción. Esto es, también, una verdad económica.

En este sentido, cada vez que ha habido intentos de crear legislaciones que promuevan la consolidación de cinematografí as nacionales, estas se han encargado de trabarlos con todas sus armas de poder, principalmente las financieras. El presente caso no difiere mucho de lo que se intentó hacer en Colombia, Chile y Brasil, antes de que los cineastas de esos países, UNIDOS, logren hacer aprobar leyes, que la mayoría de nosotros conoce y que han significado para ellos UN VERDADERO IMPULSO, por lo menos en lo que a producción de películas se refiere.

Entonces, no debemos alarmarnos que la actual posición de los D&E sea la que es. Es mejor analizar qué es lo que están haciendo, por qué y cómo lo estarían consiguiendo.

Resulta que en esta ocasión, adicionalmente a su política empresarial, están haciendo gala de un extraordinario sentido de la oportunidad y pretenden aprovechar la extraordinaria coyuntura, casi exclusivamente a su favor.

Para ello, nos han colocado, a los cineastas, en una posición en la cual, casi de manera tácita, aceptamos que el actual 10% de impuesto a los espectáculos públicos no deportivos es POR DERECHO de ellos. Y que si se trata de derogar ese impuesto, lo natural es que el DESTINO DEL DINERO que genere esa acción legal sea decidido por ellos, buscando, por cierto, incrementar sus ganancias en el Perú.

Sin embargo, ese entendido NO ES CORRECTO. Ese dinero que quedaría flotante no es de exclusividad de los D&E. En todo caso, pertenecería a toda la cadena productiva del cine, de la cual nosotros, los cineastas, formamos parte en varios de sus eslabones: formación, creación, producción, servicios, etc, etc. En este sentido, y considerando que ellos sólo componen dos de los eslabones de la mencionada cadena (distribución y exhibición) el diálogo debería ser mucho más horizontal y el trato hartamente más justo e igualitario.

Es cierto, por otro lado que al activar toda su maquinaria (asesoría legal y lobbies, por ejemplo) ellos han dado un paso al frente y nos ofrecen la posibilidad de sacar la ley y otorgarnos un 3%. ESTO ES LO QUE GENERA CONFUSIÓN, habida cuenta que nos hacen creer que si no tomamos ese porcentaje nos quedaremos sin un centavo.

Aquí me detengo un poco para analizar el tema concreto: SIN NOSOTROS ELLOS TAMPOCO GANAN NADA. Seguirían (seguiríamos todos) pagando el 10% de impuestos (a la fecha algunos de los D&E mantienen deudas con varias municipalidades) y no obtendrían el aplauso de sus jefes directos, las Majors. NOS NECESITAN, tanto como nosotros, en la actual coyuntura, necesitamos de ellos. ESTA LEY NO SE VA A DAR, aunque muchos puedan decir lo contrario, SI NO SE DA POR CONSENSO. Y si ellos quieren incrementar un porcentaje adicional a su utilidad TIENEN QUE SER RAZONABLES y negociar un porcentaje que signifique que todos saldríamos ganando. Por ejemplo, digo, aceptar el 5% para el Fondo Procine de la ley Peralta.

Los cineastas

Tal vez este sea la parte más sensible del tema. Gente de cine, con años de trayectoria profesional y gremial hoy se enfrenta por la falta de diálogo oportuno. Damos la impresión, para los otros actores, que los intereses míos como productor son diferentes a los de un sonidista, un luminotécnico o un director de fotografía. Probablemente en lo específico lo sean, pero en lo general, que es la búsqueda de mayor y mejor producción nacional son, o deberían ser, exactamente los mismos.

Por un lado, existe la postura PRAGMATICA de aceptar el porcentaje ofrecido por los D&E (3%) porque si no se hace ahora se podría perder, y lo que se ofrece (alrededor de 4 o 5 millones de soles al año) aportaría la oportunidad de hacer más cine en el país, capacitar, promocionar, etc. Algo que nadie, con un dedo de frente, no quiera.

Por otro lado, y a mi juicio no necesariamente de manera antagónica, existe una postura que trata de no perder la oportunidad de generar más recursos para el cine peruano, a través del único instrumento económico viable (la derogación del impuesto), sin tener que entregarle a los D&E la prerrogativa de decidir hasta cuándo, cómo y cuánto le debe tocar al cine peruano para su desarrollo. Es decir, poner al gato de despensero.

Sin temor a parecer esquizofrénico, debo confesar que ambas posturas, descontextualizadas , son plausibles. El tema es que existe un contexto, y es la actual coyuntura extraordinaria.

En este sentido, es correcto pensar que es más que necesario aprovechar el momento para incrementar las arcas del Conacine porque significaría, como bien dice Fabrizio “podremos tener 12 Proyectos de Películas premiadas para su Realización. Premiar el Doble o triple de Cortometrajes, el Doble o triple de Documentales, el Doble o triple de Proyectos de Largometrajes de Provincias. Lo que significa UN DESARROLLO SUSTANCIAL PARA EL CINE PERUANO.”. Pero es, también, correcto pensar que en vez de premiar 12 películas con presupuestos de 150,000 dólares, quisiéramos tener 12 de, por lo menos, 250,000 dólares; y que en lugar de querer duplicar o triplicar la producción de cortos, la quisiéramos quintuplicar; y es correcto, también, aspirar a tener un concurso y recursos específicos para cine de animación, lo que no bajaría de un premio de 350,000 dólares por año, para empezar.

Es correcto, en suma, pensar que estamos en un momento en que LO PODEMOS LOGRAR. En que UNIDOS podemos aliar criterios y llegar a una propuesta de negociación que nos beneficie todavía más. Una negociación horizontal e igualitaria en la que, además del tema del porcentaje, aseguremos bien el tema de la oportunidad y obligación de los desembolsos y la perpetuidad de los mismos.

Finalmente, ya manera de conclusión, debo expresar que me encuentro convencido de la NECESIDAD de los tres actores por APROVECHAR la coyuntura y beneficiarse con esto. Cada uno con sus intereses particulares (los nuestros pueden ser los más nobles, pero no por eso podemos discriminar a los de los otros), pero los tres conscientes de lo que una ley vinculada al cine en este momento significaría para todos.

Hago un llamado, entonces, a la unidad, a ponernos de acuerdo e ir a sentarnos a una mesa con los otros actores para negociar EL 5% QUE NOS CORRESPONDE POR DERECHO DE MANERA PERPETUA Y OBLIGATORIA.

A los que llegaron hasta aquí, mi profundo agradecimiento y las disculpas del caso por la extensión de lo escrito.

Saludos más que cordiales,

Carlos A. Solano
Productor General

26 de junio del 2009

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