Las primeras impresiones que deja la reunión efectuada anoche en el auditorio del Centro cultural Británico, es que se ha marcado una línea divisoria entre un grupo de productores- realizadores, agrupados en la APCP y un conjunto mayoritario de cineastas (empleamos el término en su sentido más amplio). Las consecuencias seguramente superarán los motivos de la división.
Las razones principales son la profundas discrepancias ante el proyecto de Ley 3339/2008, la Ley Raffo que resultaría mas correctamente llamarla la Ley de los Majors (entiéndase las transnacionales de la Distribuición) . Una minoría amparada en un formalismo poco inclusivo, actúa de manera inmediatista, hablando en nombre de un confuso entendimiento de la palabra consenso, que en lugar de buscarlo en el propio gremio cinematográfico lo hace sometiéndose a los requerimientos de las transnacionales de la Distribuición. No hace falta ser adivino para saber en que terminará una ley de fomento al cine nacional que dependa del aporte voluntario y temporal (aunque se escamotee el nombre con la palabra convenio), de las transnacionales norteamericanas de la distribución.
Se sigue confundiendo presentándola tan solo como una ley de financiamiento cuando en realidad es mucho más que eso: una forma asolapada de cerrar el paso a una ley mas amplia y representativa de todos los sectores cinematográficos. Todos los que estuvimos anoche presentes hemos conocido lo difícil que es colocar una ley de cine en el debate del Congreso, ahora por intereses económicos inmediatistas se quiere presentar al proyecto de los Majors como un hecho menor.
A los llamados al diálogo, debate y análisis del proyecto se respondió de manera autista, y algunos con un comportamiento abiertamente soberbio e insultante, que resulta contradictorio con el espíritu representativo y "consensual" que dicen tener.
Igualmente quedó manifiesto el papel que viene cumpliendo el actual CONACINE, no sabemos hasta ahora si el pleno del Consejo Directivo, o solamente la Presidencia y la Secretaría Ejecutiva, quienes en lugar de producir la información, generar el diálogo y la búsqueda de acuerdos, han venido participando y continúan haciéndolo de manera abiertamente parcializada, contraviniendo la esencia para lo que fue creado también: un espacio de diálogo y entendimiento de todas las partes involucradas en el quehacer cinematográfico y no de unos cuantos.
Francisco Adrianzén Merino
26 de junio del 2009
27 de junio de 2009
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