27 de junio de 2009

Ley de cine para dummies

Vamos a ver. ¿Qué es una ley de cine?. Aunque suene tonto y cacofónico decirlo, es una norma que legisla sobre un tema referido a la cinematografía. Y cuando hablamos de cinematografía estamos aludiendo a un proceso que empieza desde la genesis de un proyecto hasta la culminación del mismo, y luego, por cierto, la comercialización. ¿Y a que se refiere la tan aludida Ley Raffo? Al cine por supuesto, con incidencia en la "masificación" de salas de exhibición. Entonces, eso de decir que NO ES UNA LEY DE CINE sino de FOMENTO AL CINE (¿?) es un galimatías que difícilmente sirve para aclarar, menos a nuestros ilustres padres de la patria.

Decir, además, que la tal “Ley Raffo” no va afectar el proyecto de “Ley Peralta” o cualquier otra futura ley de cine es de una ingenuidad asombrosa, porque no sólo olvida que este último texto no habría existido sin el primero, reemplazándolo ante la falta de convicción de los representantes de los cineastas para defenderla; sino que en la practica el Congreso no va a promulgar dos leyes de cine, sino una en el mejor de los casos.

Pero no sólo hay un uso impropio de los términos en este debate, sino afirmaciones absolutamente equivocas que deseo atribuir a la desinformación antes que a la mala fe. ¿El proyecto Peralta anulaba la ley vigente? FALSO, y quien lo afirma sin duda no ha leído ni el encabezado del mismo, porque se trataba de un proyecto de MODIFICACION DE LA LEY 26370. De otra manera, no se explicaría que reorganizara el tema de los concursos, o propusiera cambios sobre el tiempo de duración de los cortos y largos que figura en las definiciones de la ley, manteniendo la misma estructura del CONACINE. Pero es más, el proyecto Peralta dice explícitamente en el inciso c) del artículo 3, sobre los recursos para el fondo: “Los recursos presupuestales y fuentes de financiamiento establecidos en los artículos 6 y 17 de la ley 26370”.

Es posible que el proyecto Raffo, en principio, no se refiera mucho a la ley vigente, pero indudablemente la toca, porque quien administraría la contribución voluntaria de los distribuidores y exhibidores es el CONACINE ¿o me equivoco?. Pero lo que me parece más preocupante, y que algunos no pueden o no quieren verlo es que este último proyecto no es enfático, como si el anterior, en la preservación de los fondos de la ley actual, pues en el artículo 5, sobre financiamiento del fondo PROCINE, se afirma que “complementará otros recursos que por Ley u otros convenios corresponden al CONACINE” ¿por qué el articulado no menciona explícitamente a la 26370, como si lo hacia en el artículo anterior sobre la administración del fondo?...misterios del Orinoco, pero que se prestan a la más que legitima duda de que se pueda estar preparando el camino para que mañana o más tarde, la autoridades del Estado digan que ya no necesitamos de los fondos de la ley ya que disponemos del bienaventurado óbolo "voluntario y temporal", y entonces perderemos por andas y por mangas.

Quizás el desconocimiento de la dinámica congresal, tan burocrática como mañosa, no permita a muchos percatarse del gran “cambiazo”, gracias al poder del dinero de los distribuidores y exhibidores. De otra manera no se explica como la supuesta observación del MEF sobre un inciso de la “Ley Peralta” (lo del impuesto municipal) devino, de la noche a la mañana, en otra ley diferente, elaborada íntegramente en los bufetes de los abogados de las Majors, ya que toda su exposición de motivos es calco y copia de su presentación en el Congreso ante la Comisión de Proinversión. ¿Y por qué este proyecto consiguió firmas de algunos congresistas? (no tantas como se quiere hacer creer). Desconocimiento, falta de información y, como descartar también, el peso de las abultada billetera de las trasnacionales.

Finalmente, una reflexión final y perdone si tiene un tono algo personal. Hace 15 años, un pequeñísimo grupo de cineastas, divididos en dos gremios, estuvimos peleando durante meses, en las peores condiciones, por una ley de cine que en ese momento no teníamos. Eran los tiempos de apogeo de Fujimori y de su política neoliberal más dura, con un CCD sin mayores congresistas conocidos, con cartas en contra de la embajada de Estados Unidos, etc, etc. Y a pesar de estar contra la corriente y el escepticismo de la mayoría, logramos finalmente aprobar en el pleno DOS proyectos de ley (el primero, que fue observado por el Presidente, luego de un gran debate público, y el segundo que es la ley 26370). Por cierto, hay que decirlo, un importante papel le cupó al ingeniero Sotomarino en toda esta historia. Pero lo más importante es que esto fue posible porque si bien éramos realistas y no rehuimos la negociación con el estado y los otros sectores de la actividad, NUNCA ACEPTAMOS que los distribuidores y exhibidores trasnacionales y locales, nos impongan la agenda ni desnaturalicen el sentido de la ley de cine.

Ahora, sin embargo, sólo nos quedaría aceptar su ley y las dádivas de quienes se llenan aun más los bolsillos gracias a la derogación del impuesto que benefició históricamente al cine peruano, y darnos por bien satisfechos, porque el dinero arregla todo, incluso las buena y malas conciencias.

Saludos,

Christian Wiener

CODA: Un colega me alcanza un dato: la "Ley Raffo" ya no se titula LEY DE MASIFICACIÓN DEL CINE Y FOMENTO A LA CINEMATOGRAFÍA NACIONAL, sino que en su nueva versión, posterior a la negociación entre distribuidores y exhibidores con los representantes de la APCP, ha pasado a llamarse LEY DE MASIFICACION DEL CINE Y FOMENTO DE LA PRODUCCION CINEMATOGRAFICA NACIONAL Nº 3339/2008 ¿se seguirá afirmando entonces que no es una ley de cine? ¿qué no tiene nada que ver con la producción cinematográfica nacional? ¿y qué no obstaculiza el camino para buscar posteriormente una verdadera ley de cine de los cineastas?. Bien decía mi abuelita que no hay peor ciego que el que no quiere ver.

27 de junio del 2009

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